Grageas Milei 2
Ricky Gervais, el viudo lacrimógeno de After life, apareció en TikTok con un monólogo cómico ante una platea de sus admiradores. De pronto evocó la guerra de Malvinas. Decía modulando entre dientes pero en voz bien alta “Falklands”. Y después: “estuvimos en guerra con Argentina”. Y volvió a repetir Ar-gen-ti-na , lo que hizo estallar de hilaridad a su público. Luego contó que los misiles del Reino Unido alcanzaban los diecisiete kilómetros mientras que los argentinos sólo nueve. Los ingleses se acercaron a la costa justo los diecisiete kilómetros, desde donde dispararon dando en el blanco. Los argentinos soltaron sus misiles que, obviamente , cayeron al agua. “Fue como si tocáramos la cabeza de un enano mientras le pateamos las pelotas”, explicó el actor, rodeado de carcajadas húmedas de cerveza. Con razón el canciller del Reino Unido, David Cameron, aclara a quien quiera -a pesar que la canciller argentina Diana Mondino creyó responderle con ironía borgeana- que pondrá sus finos zapatos Dr Martin en lo que para él es “Puerto Stanley” y abrazará a sus habitantes implantados bajo el sangriento manto colonial del Reino Unido “por el tiempo que quieran. Y espero que sea por mucho, mucho tiempo, posiblemente para siempre”.
La motosierra
La motosierra fue una invención picaresca del artista Jorge Gumier Maier para crear jocosos posteos en su sitio de Facebook, que defendía como totalmente “peroncho”. Era un arte virtual gráfico que tenía como su origen el río Sarmiento, donde tenía su casa y arroyos vecinos como La Perla y el Santa Rosa. Una mano anónima retiró esos posteos después de su muerte, donde la motosierra se proponía estéticamente para los partidarios de Macri y cualquier gorilaje perteneciente al mundo de las artes plásticas. Quedó sólo uno : “La prisión domiciliaria para Amado Boudou es un insulto para los argentinos (radio Buitre). Quiero mi motosierra ya». La experiencia merecía la edición de sesentosos y brillantes posters. O sea que hasta la motosierra es un plagio en las redes de nuestro presidente adicto a pintar, pegar y firmar.
Lenguaje inclusivo
Prohibido el lenguaje inclusivo: Ignorante, impotente, repugnante, pusilánime, sorete, imbécil, demente, cobarde, obsecuente… Tenemos todas estas palabras para referirnos a nuestros adversarios, pero el insulto sin metáfora es una pobreza de la lengua y en la motosierra (para papá) y la licuadora (para mamá) como ilustración inconsciente de las diferencias de género para un libro de lectura anterior a ¡Upa!, conocido por lo que él llama “viejos meados” aunque se ponga de rodillas ante viejos como Donald Trump, no sé si igualmente meados porque están protegidos por secretos de Estado .
Bruto dilema
Decía el general: «el bruto es siempre peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que se haya vuelto inteligente». Para que una supuesta brutalidad opere mejor en un ranking de gobierno que la excelencia, es preciso votar por sobre los propios intereses. ¿Acaso no fueron muchos los hispanos los que votaron Bush, un presidente que sólo le daría a su comunidad contratos temporarios, que favorecía su explotación en el sistema industrial de cárceles, su asesinato en las fronteras y la defenestración de sus planes sociales? Las masas son insondables y como decía Ricardo Piglia glosando a Carlos Marx, en una conversación con Horacio Tarcus de los años noventa, “las masas tienen un movimiento; el movimiento histórico y popular tiene una lógica que es muy difícil de percibir, y que los sujetos privados nunca terminan de entender muy bien”. Las masas argentinas han votado a un freak, impune en cada una de sus decisiones e incapaz de medir sus consecuencias -por ejemplo que los gobernadores se retobaran desde el sur como en una reminiscencia grotesca del cuento de Borges donde se medían a cuchillo-.
Ofendidas quizás porque, luego de que el general los constituyera como potencia y derechos y Santoro los pintara como gigantes, los trabajadores habían pasado a ser nombrados literalmente como “pobres”, entonces votaron a un bruto deshaciéndose de antiguas tradiciones históricas , y sembrando en la progresía elegante, un sentimiento poco politizable : el asombro indignado. ¿Acaso Bush, esa oveja negra, rústica como una canción de Hunk Willams, supuestamente licenciado en historia, no confundió a los talibanes con un grupo de rock? Es que cuando el capitalismo funciona ajustadamente con su propio sistema de toma y daca, un miembro ambicioso de reconocimiento obsecuente puede decir tonterías como Milei en Davos y no salir mal parado. O, más finamente, ¿puede un pueblo desear el fascismo?, como plantearon Gilles Deleuze y Felix Guattari.
Milei parece tonto e infantil, bruto e impune como un mono con navaja (metáfora tan propia de su lenguaje que él quizá pronto se la dedique a sus enemigos). Se trata de una tontería estratégica: que las ganancias privadas se multipliquen mientras la corporación vence a la colectividad. Es que la política del resentimiento, tipificada por Richard Sennet, permite que el trabajador dominado por el estrés, embrutecido por los empleos a corto plazo, sometido a una constante evaluación y al apremio tecnológico, sobreexcitado por los bienes ajenos, pueda soñar ”Carajo, el que manda es un tipo como yo”.
Porno y plagio
Una foto de Milei besándose con Fátima no expresa un colmo de la pasión sino un colmo de la pose para las redes sociales. Dos lenguas gordas se enciman evocando un húmedo cruce de caracoles con sus babas y su exposición deliberada recuerda al clásico porno donde, para que se vea claramente la entrada del pene en la vulva -no pienso ser grosera, no soy competitiva- el actor se vuelve ligeramente hacia la cámara con una aburrida mano en la cintura. Nada que ver con la lengua suelta y provocativamente roja del logo de los Rolling Stones.
Quince años
Ese es el tiempo que Javier Milei calculó para que se vea el supuesto efecto de su política. Y el que, asegura haber calculado, es un número entrañable para, sobre todo, las jóvenes, que suelen celebrar su cumpleaños con vaporosos vestidos largos y coronadas como reinas en salón alquilado y con ingeniosos souvenirs (dejemos para otro día la crítica de esa ceremonia que se repite en toda América Latina). Atacadas la educación pública, la destinada a la discapacidad, los derechos sexuales y, entre ellos, los de las disidencias, la nutrición y la salud pública, Milei ha pensado, a través de ese número, en un adolescente soñado por los ideales libertarios: un zombi esclavizado por el Capital, desnutrido y sin memoria histórica, con condiciones de trabajo feudal y sin ningún futuro, ni siquiera punk, movimiento del que no conoce su existencia.
¿La libertad encarna?
Entre los temibles usos de la inteligencia artificial estuvo el travestismo estatuario del presidente como símbolo del país que más alimenta sus sueños coloniales. Devenido enorme y femenino, dio pie al posteo de la filósofa Luciana Cadahia: “Yo no sé si tenía ganas de pensar en esto pero Milei fase Estatua de la Libertad ya nos obliga a plantear ese vínculo raro con su hermana y su deseo de verse reflejado en íconos femeninos. Qué se yo… justo después de prohibir el lenguaje inclusivo pone esa foto en Instagram».